La evolución en materia de diseño, colores y acabados del ladrillo decorativo caravista (también conocido como estilo brick) ha sido enorme en los últimos años. Estos productos, inspirados en los muros de las estaciones de metro londinenses, ofrecen a los interioristas inmensas posibilidades para convertir las paredes en puntos focales, y además protegerlas y hacerlas más simples de limpiar.
En el artículo Ladrillo visto y sus mejores versiones para cada espacio conocerás más sobre la inspiración y las diversas alternativas de los bricks.
Pero lo anterior es únicamente una parte de las múltiples ventajas del ladrillo caravista, pues gracias a sus dimensiones compactas y a la forma de los azulejos facilita realizar tres tipos diferentes de instalación.
Instalación tipo lineal
Es el modelo clásico de instalación y su forma confiere a las paredes continuidad y un look más convencional. Este diseño es mucho más parecido a la inspiración original, que como ya lo dijimos viene de las paredes de las estaciones del metro de Londres.
Instalación tipo soga
Es algo parecida a la lineal pero cada hilera de enchapes rompe con la continuidad vertical de las uniones, para dar un look visual diferente. Esta instalación es menos esquemática y uniforme, para que los espacios tengan una mayor capacidad de sorprender.
Instalación tipo chevrón
La instalación de tipo chevrón o espina de pez es nuestra favorita, porque utiliza un patrón más arriesgado que da protagonismo total a la pared. Como se observa en las imágenes el chevrón se vale de una secuencia dinámica en diagonal que genera ilusión de movimiento. En términos decorativos es fascinante porque irradia desenfado y modernidad. Y aunque parece complejo es muy fácil de aplicar.