El coronavirus y el futuro de la arquitectura, ¿qué nos espera?

futuro arquitectónico
Expertos en tecnología, medicina, ciencia y diseño de espacios hablan sobre el coronavirus y el futuro de la arquitectura.

Expertos del mundo dan su punto de vista sobre lo que podría venir para el diseño de espacios después de la pandemia.

Agradecimientos al American Institute of Architects por la colaboración prestada.

 

Hoy por hoy es complejo no prestar atención a nuestro ámbito físico, dado el hecho de que la mayoría de la humanidad está refugiada en sus hogares, como medida de protección contra la pandemia del nuevo coronavirus. Así como el campo científico ha tenido que avanzar a grandes pasos para contrarrestar la enfermedad, lo mismo tendrá que suceder con la arquitectura y la ingeniería.

A muchos en la comunidad del diseño de espacios, la rápida propagación del covid-19 los ha llevado a reevaluar el trabajo de sus vidas, y lo que podría significar el comienzo de la creación de obras arquitectónicas para un mundo que nunca será igual tras la pandemia. Esto especialmente se dará cuando se trata de proyectos donde la gente se reúne masivamente o de grandes espacios públicos, como aeropuertos, hoteles, hospitales, gimnasios y oficinas.

Rami el Samahy, director de la firma de arquitectura y diseño de Boston OverUnder y profesor adjunto en la Escuela de Arquitectura y Planificación del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts), señala que esta no será la primera vez en la historia que las ciudades y edificios serán reinventados o rediseñados en respuesta a una mayor comprensión de una enfermedad o de una condición de marginalidad.

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“Recordemos la renovación de Haussmann del París de 1800, para dar solución a los sectores medievales considerados hacinados e insalubres; la infraestructura reconfigurada de Londres a raíz de la epidemia de cólera de 1954 y la reacción de Nueva York del siglo XIX a las condiciones miserables de las viviendas”.

Pero si bien las lecciones particulares del virus aún están por determinar el futuro, algunas ideas ya han surgido. Por un lado, como señala el arquitecto David Dewane, de la firma Barker Nestor Inc, “los arquitectos a menudo se inspiran para proponer ideas nuevas durante esos momentos en los que nos vemos obligados a dar un cambio”.

El arquitecto Dan Meis, cuyas “suites sociales” creadas para el estadio Scotiabank Arena en Toronto permiten que la interacción entre las personas sea opcional. Él espera que los estadios y arenas introduzcan mayores oportunidades para lavarse las manos y desinfectarse, así como la tecnología RIFD (Radio Frequency Identification) para realizar compras. Esta consiste en un sistema de identificación, almacenamiento y transmisión de datos remotos que utiliza dispositivos llamados etiquetas (tags), tarjetas o transponders RFID activos.

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En opinión de los expertos las oficinas con demasiada concentración de colaboradores ya estaban en declive desde antes del coronavirus, y David Dewane espera que los líderes de las compañías aprovechen y pongan en práctica lo aprendido; desde el trabajo virtual para ayudar a crear escenarios de oficina más independientes, que a larga benefician significativamente la productividad.
“Cuando me gradué de la escuela de arquitectura en el 94, hablamos sobre cómo la tecnología iba a cambiar la forma en que conmutamos y vivimos, y eso no ha sido del todo cierto”, dice Lionel Ohayon, fundador y CEO del estudio de diseño de Nueva York ICRAVE, que ha supervisado la salubridad de proyectos corporativos e institucionales en todo el mundo.

“Las ciudades son más populares, la gente usa más papel, los bienes raíces comerciales están en auge mientras que el comercio minorista está devastado. Si el trabajo virtual es exitoso, si de hecho somos más productivos, cambiará fundamentalmente la propuesta de valor del espacio de trabajo compartido. No todos quieren estar en un gran parque social “, complementa Ohayon.

Casi todos los profesionales de la construcción coinciden y predicen que los espacios públicos se moverán hacia una mayor automatización para mitigar el contagio de enfermedades. En ese sentido, el covid-19 está acelerando el desarrollo de todo tipo de tecnología sin contacto: puertas automáticas, ascensores activados por voz, entrada a la habitación del hotel controlada por teléfono celular, interruptores de luz y controles de temperatura con activación de manos libres, etiquetas automáticas para maletas y check-in, así como seguridad sanitaria más avanzada en los aeropuertos.

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“No veo por qué si puedo decirle a Siri (inteligencia artificial de Apple) que llame a mi esposa, o mi control remoto para indicar Netflix, no podría decirle a un elevador que me lleve al décimo piso”, comenta el arquitecto Kobi Karp, director de Kobi Karp Architecture & Interior Design, que ha trabajado en proyectos para Four Seasons y 1 Hotels.

El arquitecto Dan Meis, quien ha diseñado instalaciones deportivas y de entretenimiento que incluyen el Staples Center en Los Ángeles y el T-Mobile Park de Seattle, espera que los estadios introduzcan muchas más oportunidades para lavarse y desinfectarse las manos, así como la tecnología RIFD para realizar compras. “Tal vez, además de los detectores de metales que se han convertido en algo común en estos lugares, me pregunto: ¿podemos tener un control de temperatura o incluso alguna forma de desinfección UV a la que esté sujeto cada espectador?”

Los baños con puertas en los espacios públicos ya estaban saliendo de servicio, señala Craig Scully, socio e ingeniero jefe de la firma de diseño colaborativo Fort Wayne, en Indiana, pero es probable que sean eliminados siempre que sea posible. Los diseñadores recurrirán cada vez más a telas y acabados antibacterianos, incluidos los que ya existen, como el cobre, y los que inevitablemente se desarrollarán.

“Hace cinco años tuve una conversación con un centro de convenciones sobre la implementación de esos materiales. Antes no querían gastar dinero en ese tipo de medidas, pero hoy es probable que sea una historia totalmente diferente”, afirma Scully.

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Dentro de los hoteles, Kobi Karp también predice baños autolimpiables, así como salas de pod (contenedores o capsulas de información en la nube) espacios modulares más pequeños que pueden cerrarse a otros huéspedes, y al mismo tiempo ofrecen la capacidad de ser desensamblados y desinfectados rápidamente.

Ciertos elementos de construcción que ya son estándar en el cuidado de la salud pueden encontrar aplicación en otros espacios públicos, como reducir la cantidad de superficies planas, donde los gérmenes pueden asentarse, e instalar sistemas de ventilación que permitan eliminar el aire potencialmente contaminado de un área determinada.

También es muy probable que el diseño de atención médica también se actualice. “Lo más importante que saldrá a la luz durante esto es la incapacidad de los hospitales para acomodar la cantidad de personas enfermas”, dice Scully y añade que “por lo tanto, desde la perspectiva del diseño, tenemos la capacidad de hacer que una habitación de pacientes normal sea más flexible para aumentar la capacidad o convertirse fácilmente en una UCI”.

La dermatóloga Ranella Hirsch, M.D., argumenta que muchos hospitales, especialmente en áreas no urbanas, no son rival para las patologías modernas. “Un buen ejemplo es el área de urgencias, por diseño casi siempre es el primer punto de entrada a una instalación y un defecto central en una situación infecciosa”.

Según Hirsch “la sala de emergencias está pensada para la puesta en escena y el triaje, y siempre tiene un lugar diseñado para esperar, que es precisamente donde se debe evitar tener personas altamente contagiosas”.

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Por su trabajo en el Centro David H. Koch para el Cuidado del Cáncer en el Centro de Cáncer Memorial Sloan Kettering en Nueva York, el equipo de Ohayon en ICRAVE trabajó para eliminar el área de espera tradicional mediante la creación de “rincones de espera alternativos”, distribuidos por el edificio y confiando en la tecnología RIFD para rastrear y llamar a los pacientes.

“Esto permite a los pacientes estar en otro lugar del edificio, la biblioteca o en algún lugar viendo una conferencia, en lugar de sentarse en el mismo piso con otras personas enfermas”, dice Ohayon. “Y si los arquitectos y diseñadores ayudan a las personas a comenzar a pensar en los espacios públicos más como el propio hogar y menos como el espacio de otra persona, estarán más interesados en tratarlos correctamente para evitar malas prácticas como tirar servilletas sucias en el piso, lo que los hará más seguros para todos”.

Si bien el distanciamiento social parece ser una acción necesaria, aunque sea temporal, es razonable pensar que las preocupaciones sobre futuros virus podrían alentar a los arquitectos a diseñar con la vista puesta en los espacios abiertos, que permitan a las personas mantener una distancia prudente entre sí.

Para Dan Meis la conclusión de todo esto es elemental, “no creo que lleguemos al punto en que evitemos por completo la reunión pública, pues es la magia de los deportes y los conciertos; al menos, creo que conservaremos esa experiencia común. Pero en todos los entornos, la actual experiencia ha ilustrado que realmente es un mundo muy pequeño y todos estamos muy conectados. Es posible que tengamos que volvernos un poco menos físicos, siempre que sea posible.”

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