ESTE PROYECTO INCLUYE DISEÑOS DECORCERAMICA

En las colinas de Pereira, donde el paisaje campestre se despliega con serenidad, se erige Casa EKA, un proyecto de 750 m², diseñado por la firma Cristian Diez Arquitectura, que redefine el hogar campestre contemporáneo. La vivienda combina una volumetría imponente con una calidez interior que envuelve a sus habitantes en una experiencia sensorial única: un pasillo de vidrio que flota entre la vegetación, luz cenital que abraza espacios íntimos y el sonido del agua que conecta interior y exterior, haciendo que estar adentro se sienta como estar afuera.
La premisa del diseño fue integrar la casa con la topografía y el paisaje sin imponerse, escalando la volumetría para crear equilibrio entre arquitectura y entorno. Las líneas puras, formas geométricas básicas y el lenguaje minimalista se suavizan con materiales y colores neutros, mientras la apertura de los espacios, la iluminación natural y la continuidad de los recorridos conectan visualmente cada ambiente con la naturaleza, logrando que la casa impresione al llegar pero abrace al entrar.
Los grandes ventanales y los pisos InOut refuerzan la integración interior-exterior, mientras que la terraza, con un azulejo estilo deck en el mismo material, marca la transición hacia el exterior.
“Usamos un piso para toda la casa incluyendo las zonas exteriores, pero en la terraza cambiamos el formato simulando un alistonado tipo deck con el mismo enchape, esto nos da sensación de continuidad pero se entiende que es un espacio diferente”, explicó el arquitecto Cristian Diez.
La piscina se convierte en el eje de la zona social exterior, organizando los espacios de encuentro alrededor de este elemento, mientras la paleta neutra de gris y taupe, los panelados cálidos y los enchapes tipo concreto aportan serenidad, elegancia y continuidad visual con el paisaje.
La iluminación, tanto natural como artificial, se concibió para potenciar la experiencia sensorial. Desde el hall de doble altura con luz cenital sobre olivos negros flotantes, hasta los espacios privados, cada apertura enmarca vistas, genera juegos de luz y sombra y garantiza ventilación cruzada. Casa EKA demuestra que monumentalidad y calidez pueden coexistir, convirtiéndose en un hogar donde cada detalle material, lumínico y espacial dialoga con el paisaje, ofreciendo confort, sofisticación y una conexión profunda con la naturaleza.