Hace 6 décadas nació el estilo industrial, pero los años no le han hecho mella y hoy se mantiene más vigente que nunca. Con estos tips lo presumirás en tu casa.
Ecléctico y atemporal por naturaleza, el estilo industrial surgió en la Nueva York de los años cincuenta. Todo empezó con las fábricas y almacenes deshabitados y en desuso que se reconvirtieron en sitios residenciales, los que se destacaban por la amplitud de los espacios, la ausencia de divisiones, los techos de mucha altura y los generosos ventanales.
Los primeros en adecuar y usar los ambientes fabriles abandonados fueron los artistas, como pintores, guionistas y escritores. Ellos descubrieron en estos lugares la atmósfera más propicia para desarrollar su creatividad, ya que se trataba de estancias luminosas, diáfanas, de dimensiones confortables y sin delimitaciones físicas. Esta clase de viviendas dieron origen a lo que hoy conocemos en diseño de interiores como lofts, un concepto que está muy de moda y que lo seguirá estando por tiempo indefinido.
Claves básicas del estilo industrial
1. El concreto, los metales y la madera casi en estado puro son los materiales que mejor representan al look factory.
2. Los espacios típicos del estilo industrial son abiertos, luminosos, con ventanas muy amplias y prescinden de las divisiones (cuando es posible).
3. Tal como ocurría en las viejas fábricas, el estilo industrial busca que la mayor parte de la arquitectura quede a la vista o, en su defecto, aplicar acabados que emulen la ‘desnudez’ de la estructura, como los enchapes de ladrillo visto. Las vigas descubiertas, las tuberías visualmente expuestas y las columnas de metal o concreto revalidan la belleza del estilo fabril.
4. El estilo industrial es de por sí frío, pero la madera aporta ese toque de calidez que contrasta muy bien con los materiales grises y metalizados. La puedes usar en pisos, sillas, mesas o estanterías. La madera muy veteada y con texturas es la que mejor encaja dentro de este esquema decorativo.
5. Los ambientes factory no se destacan por una paleta cromática intensa. El juego de colores que mejor se adapta a su esencia es blanco, negro, marrón, azul y beige. La manera más aconsejable de distribuirlo es tomar como base las tonalidades oscuras, tierra y blanca; mientras que el resto se emplea en mobiliario, adornos y otros elementos decorativos.
6. El hierro era el metal predilecto en los primeros espacios de estilo industrial; en los más actuales el acero se ha hecho con un gran protagonismo, especialmente en lámparas, estanterías, adornos y mesas.
7. El eclecticismo es uno de las atributos más sobresalientes de este look y el motivo principal por el que nunca pasa de moda. Sin ningún temor a desentonar puedes combinar artículos rústicos en madera con objetos metalizados (lámparas) o vintage.
8. El estilo industrial moderno no es para nada estricto y se adapta fácilmente a las viviendas de hoy, sin importar sus medidas o la distribución de los espacios. El secreto está en los elementos que elijamos para recrearlo, como son las luminarias, los adornos y los acabados para pisos y paredes, siendo muy recomendados los productos con efecto cemento, piedra y madera.