El piso para piscina y los bordes que la rodean son vitales para lograr un diseño exitoso. Fíjate bien en estos acabados que son lo último en exteriorismo.
Pocas cosas se comparan con el placer de gozarte los días de relax en tu propia piscina casera. Pero antes de disfrutarla primero debes encargarte de diseñarla, y una de las prioridades es elegir el piso para piscina perfecto y los bordes que lo complementan. El concreto arquitectónico es una de las soluciones más apetecidas para revestir este tipo de suelos, pues las ventajas estéticas y funcionales que tiene son muchas.
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Los pisos de concreto arquitectónico de los que hablamos en este post no son los mejores amigos del sol, por la sencilla razón de que son atérmicos, eso significa que no se calientan ni queman por efecto de los rayos solares. Esto representa una gran ventaja y una increíble comodidad para cuando camines descalzo en las horas más calurosas del día. Con estos productos tienes la posibilidad de crear un ambiente fresco y acogedor a toda hora.
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En cuanto a su superficie, el concreto arquitectónico es ideal como piso para piscina, puesto que se destaca por ser poroso y texturizado, lo que lo convierte en un pavimento más seguro y menos resbaladizo cuando está mojado.
Como no todo en la vida son ventajas funcionales, ahora hablemos de su incomparable aspecto decorativo. El diseño tipo piedra es tan real que enamora a primera vista, e incorpora piezas adicionales que se adaptan específicamente a las márgenes de la piscina, bien sean redondeadas o rectas (en ángulo).
Las rugosidades, las imperfecciones de su cara visible y los tonos costeros del piso para piscina en concreto arquitectónico lo dotan de un realismo alucinante que evoca el colorido y las texturas de las playas. Además, su cromatismo estilo roca natural tiene la capacidad de absorber la luz y reflejarla proporcionalmente, para que el entorno se perciba más claro, creando un espectacular contraste con los matices y brillos del agua.